La Muerte de Animales Anualmente la industria peletera causa la muerte en el mundo a más de 140 millones de animales silvestres. 40 millones de estos animales son criados y matados en granjas y los 20 millones restantes son cazados de la naturaleza, utilizando generalmente trampas no selectivas que a su vez producen la muerte de otros 80 millones de animales no útiles para la peletería. Cada prenda elaborada con piel de animales silvestres esconde la muerte innecesaria de muchos animales y las personas que compran o utilizan las mismas deben asumir su responsabilidad por dichas muertes.
La peletería no es sólo sinónimo de muerte, también lo es de sufrimiento. Los métodos utilizados para matar los animales son estremecedores. En el caso de animales en libertad su muerte se produce especialmente mediante la utilización de trampas, tales como cepos. Estos métodos no causan la muerte del animal de forma rápida, sino que alargan el sufrimiento. La muerte termina produciéndose tras largo tiempo de agonía.
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En el caso de las granjas, la crueldad se inicia desde el momento que se obliga a vivir a los animales en reducidas cajas junto a cientos de congéneres, con grandes niveles de "stress" psicológico. Las granjas no tienen en cuenta sus necesidades psicológicas y etológicas, causando en los animales esterotipos, movimientos anormales, apatías y automutilación, incumpliendo la Convención Europea para la protección de los animales de granja. Los métodos utilizados para matar estos animales van desde el gaseado con monóxido o dióxido de carbono, la dislocación del cuello, la inyección de pentabarbital sódico y la electrocución, hasta el desangrado. La auténtica belleza no se puede lograr mediante el sufrimiento, y la crueldad nunca puede ser elegante.